La Araucanía comienza a posicionarse como un nuevo territorio vitivinícola de alta calidad en Chile, gracias a la creciente instalación de viñedos por parte de pequeños agricultores, quienes apuestan por este rubro como una opción innovadora y sustentable.
Más de 100 hectáreas de viñedos se han establecido en la región, donde predominan las cepas Pinot Noir y Chardonnay. Traiguén, Purén y Victoria lideran en superficie cultivada, aunque también existen proyectos en comunas como Teodoro Schmidt, Curacautín y Nueva Imperial, con iniciativas que no superan las 4 hectáreas, impulsadas principalmente por la agricultura familiar campesina.
“Una de las alternativas que se está dando con fuerza en nuestra región es el trabajo valiente de muchos agricultores y agricultoras que están buscando nuevos horizontes. Los viñedos les permiten innovar y mejorar su calidad de vida. Desde el Ministerio de Agricultura, destacamos la resiliencia del mundo rural que busca alternativas productivas con identidad y futuro”, valoró el seremi de Agricultura, Héctor Cumilaf.
Crecimiento sostenido con sello intercultural
Contrario a la tendencia nacional de reducción de superficie vitícola, en La Araucanía este rubro ha crecido sostenidamente en los últimos años. El cambio climático y la preferencia del consumidor por vinos frescos, con identidad local y producciones limitadas, han generado un contexto propicio para este tipo de iniciativas.
Desde 2011, el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) comenzó a asesorar viñas de pequeños productores, aumentando de 23 a 28 usuarios. En paralelo, los viñedos registrados en la región han crecido de seis en 2017 a nueve en la actualidad. Hoy se desarrollan 17 proyectos de pequeña viticultura con superficies entre 0,5 y 1 hectárea.
Testimonios de innovación rural
Uno de estos ejemplos es la Viña Quimey, ubicada entre Nueva Imperial y Teodoro Schmidt, liderada por Juan de Dios Castro, quien apostó por diversificar su producción en 2017. Hoy cuenta con una hectárea plantada con Chardonnay, Gewürztraminer, Merlot y Pinot Noir.
“La agricultura tradicional era de bajo rendimiento. Decidimos probar con las parras y logramos medallas de oro en el concurso Catad’Or con nuestro vino Hualle Guacho, en la variedad Gewürztraminer. Este año queremos competir también con nuestro Pinot Noir Chardonnay”, contó el viticultor.
En la zona costera de Alto Chelle, en la comuna de Teodoro Schmidt, José Peña Sáez lidera la Viña San Juan. “Aquí lo común es la papa, pero quise hacer algo distinto. El Pinot Noir se da muy bien en este sector, y mi sueño es que esta viña sea conocida en toda la región”, relató.
Ruta del Vino y viticultura indígena
En 2018 se conformó la Asociación de Viñateros de La Araucanía, con 12 viñas regionales, y ya cuentan con una Ruta del Vino activa. En 2023 INDAP impulsó el primer encuentro de viñateros indígenas, además de iniciar un programa para fortalecer la productividad de estos proyectos, muchos de ellos con identidad mapuche.
Vinos del sur: calidad, paisaje y cultura
Un caso destacado es el de la bodega Kütralkura, ubicada en Curacautín. Desde 2013 elaboran espumantes mediante el método tradicional y vinos con cepas como Chardonnay, Viognier y Pinot Noir, plantadas en Angol.
“Queremos que se sepa que en La Araucanía también se hace vino desde el año 2000. Promovemos el enoturismo y el etnoturismo como parte de la experiencia. Nuestra región tiene un enorme potencial por su paisaje, cultura y clima”, explicó Josefina Chahín, fundadora de la viña.
Los vinos del sur destacan por su frescura y alta calidad, ya que las uvas maduran en condiciones de temperatura más baja. Esto les confiere características únicas que están comenzando a ganar reconocimiento nacional e internacional.
Un rubro con futuro
La vitivinicultura en La Araucanía representa una oportunidad concreta para diversificar la producción rural, generar empleo local y promover el desarrollo sostenible con identidad territorial. Con una creciente organización, apoyo técnico e innovación constante, los viñedos del sur de Chile comienzan a escribir una nueva historia para el agro regional.
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