Comunidades de Lautaro en alerta: proyecto de relleno sanitario amenaza con transformar el paisaje y equilibrio ecológico de la zona

Comunidades de Lautaro en alerta: proyecto de relleno sanitario amenaza con transformar el paisaje y equilibrio ecológico de la zona

A pocos kilómetros del centro urbano, el relleno sanitario Pintamahuida busca instalarse con una proyección de 667 toneladas diarias de residuos. Comunidades mapuche, organizaciones ambientales y vecinos temen un desastre ecológico.

En La Araucanía, el conflicto ambiental por la basura vuelve a encenderse. Esta vez no se trata del polémico incinerador WTE Araucanía, sino del proyecto de Relleno Sanitario Pintamahuida, impulsado por la empresa GERSA, que propone disponer más de 2,8 millones de toneladas de residuos en 15 años, a solo 4 kilómetros del centro de Lautaro. La iniciativa, hoy en etapa final de evaluación ambiental, ha generado un rechazo transversal por parte de comunidades mapuche, organizaciones ecológicas y habitantes del sector rural de La Colonia.

Una amenaza a la biodiversidad local

Con una superficie proyectada de 101 hectáreas —equivalente a más de 140 canchas de fútbol— el relleno pretende convertirse en el principal sitio de disposición final de residuos domiciliarios e industriales de toda La Araucanía. Pero no se trata solo de basura: el terreno elegido colinda con humedales, ecosistemas rurales y territorios ancestrales que sustentan diversidad biológica, prácticas culturales y saberes tradicionales.

“Nuestros antepasados nos dejaron plantas, animales, una naturaleza hermosa y esta empresa la quiere destruir”, denuncia Alba Saravia, presidenta de la comunidad Juan Chavarría.

Desde su mirada, el impacto trasciende lo técnico: es una amenaza directa al espíritu del lugar, a la memoria del territorio y a las formas de vida que por generaciones han convivido con el bosque, el agua y el suelo.

Contaminación invisible y consulta ausente

Vecinos como Natali Castillo, presidenta de la Junta de Vecinos de La Colonia, acusan que el proyecto avanzó sin participación real ni acceso oportuno a la información ambiental. “Nos enteramos cuando la empresa ya había comprado los terrenos. Se trata de un daño irreversible, con efectos que la empresa no ha transparentado del todo”, afirma.

Expertos advierten que la magnitud del relleno podría alterar no solo el equilibrio del ecosistema, sino también las aguas subterráneas, la calidad del aire y la salud pública de las comunidades cercanas, en un contexto de crisis climática y escasez hídrica.


¿Solución sanitaria o perpetuación del problema?

Aunque el proyecto se presenta como una “solución sanitaria y técnicamente sustentable”, desde la Red de Acción por los Derechos Ambientales (RADA) su cofundadora Alejandra Parra plantea una visión crítica:

“Los rellenos sanitarios no son una solución sustentable. Necesitamos abordar el problema de la basura desde su origen, con estrategias de reducción, compostaje y reciclaje. No podemos seguir depositando millones de toneladas en territorios que ya están saturados de injusticias ambientales”, señala.

Parra propone avanzar hacia la estrategia de basura cero, inspirándose en comunas como Melipeuco, que logró reducir en un 70 % su volumen de residuos en apenas cinco años, mediante educación ambiental, compostaje comunitario y alianzas locales.


Basura cero: una oportunidad para el cambio

Lo que está en juego en Lautaro no es solo un relleno sanitario. Es el modelo de desarrollo que Chile quiere para sus regiones, y particularmente para territorios históricamente vulnerados como La Araucanía. El proyecto de GERSA levanta una pregunta incómoda pero urgente: ¿seguiremos enterrando nuestros desechos sin hacernos cargo de la raíz del problema?

Mientras la evaluación ambiental se reanuda —y con ella, la presión social para frenar la instalación— las comunidades movilizadas insisten en que no se trata de oponerse por oponerse, sino de defender el derecho a un ambiente sano, a un territorio libre de contaminación y a construir soluciones verdaderamente sostenibles y justas para todos.

“La basura no es solo un residuo, es una responsabilidad política y ética. Y este proyecto representa todo lo contrario a lo que necesitamos”, concluye Parra.

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